Dicen que el amor es locura, dolor, alegría, sinsabor, sinrazón, sorpresa, aventura, rebeldía, sosiego, misión, destino, camino, espino, flor.
Dicen tanto sobre qué es el amor... Qué ingredientes debe condimentarlo y cuáles sobran que le quitan sabor. Qué notas forman, o no, melodía en esa orquesta del corazón.
Son tan innumerables sus condiciones para que funcione como un contrato por el que se luchó, que se olvidaron preguntarle al mismo amor.
El amor es algo vivo, sensación, sentimiento, no sólo reglas de comunión. Padece, vibra... ¿Pero quién le avisó?
Hay quienes piensan que el amor aparece o se esfumó, que juega a ser esquivo, esperanza o perdición.
Muchos creen que el amor es fiel, sólo por ser amor. Que si se hiere, se muere porque una flecha lo desangró.
Nadie le dijo de su virtud, y se pensaba que era un regalo que alguien se encontró: Un diamante en el trayecto de dos.
El amor es el alma, la promesa, el fervor, la caída, la mano que lo levantó, la caricia, el beso, el verso, la pasión convertida en íntima religión.
El amor es la víctima insospechada que nadie invitó, que se hizo humano para poder morir por su propia razón.
Qué destino más incierto, suspirar por lo que nació: siempre enamorado o sufriendo por amor
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