jueves, 29 de mayo de 2014

Reflexión de un votante del montón




(No enjuiciad el escrito por la imagen. Leed la reflexión)

Pasaron las elecciones europeas, llegaron con sorpresas y dejaron tras de sí la incógnita de qué pasará en las próximas generales.

Los grandes partidos, como si fuesen el Madrid y el Barcelona, superados por un equipo empujado por un Simeone con coletas que supone un revulsivo al imperio político del PP-PSOE.

Sin duda ello refrenda el descontento e indignación de todo un país, y las europeas han sido la piedrecita en el cómodo zapato que calzaban sus señorías.

A raíz de ello muchos comentarios se han vertido en torno a la victoria moral, más que otra cosa, de grupos como Podemos, favorables para la izquierda, lamentables para la derecha. Se le atribuye simpatía, por ejemplo, por la causa independentista vasca y su apoyo a ETA, a raíz de unas supuestas declaraciones, ha ido encendiendo de forma peligrosa la mecha de una bomba que, a fecha de hoy, no se sabe siquiera si explotará.

La propuesta izquierdista de este grupo conlleva al planteamiento que, por ejemplo, IU desearía realizar pero que no ha hecho hasta ahora. ¿Por...? Desde su sede se habla de colaborar con Podemos para afianzar un modelo de política de estado afín a la ideología social de estas corporaciones. ¿Hablamos de bipartidismo de nuevo? 

La estampación de una imagen de Hitler con una frase sacada de un discurso suyo alentando a levantar una Alemania hundida tras la I Guerra Mundial, se ha establecido como común denominador entre el líder de este partido y el ignominioso dictador. Pero las cosas cuando se quiere se disparatan hasta lo imposible

A la nueva alternativa se une a Ciudadanos, UPyD (que ya estaba) y VOX, pero ninguno tan desequilibrante como el citado partido de Pablo Iglesias. Desequilibrante, desconcertante y sobre todo reflexivo, debe ser el punto y aparte que ha supuesto la irrupción de esta fuerza que, a días, gana apoyos. Al igual que lo hizo el movimiento 15M, el cuál se autoproclamó independiente y apartidista y hoy...  No se, no se... Me da que no eran tan neutrales como se definían.

De todas formas tomemos la imagen citada, su frase, y enmarquémosla fuera de los contextos que desde la izquierda y la derecha se han posicionado al respecto. Los defensores de tal idea lo demonizan y los que apoyan a Iglesias hablan de conspiración fascista.

Mi punto de vista. Votante del montón y sólo un número para los recuentos.

Si bien la mala baba está instalada en la política per se, no puede obviarse que de todo puede sacarse su reflexión. Y, en este caso, la cosa puede ir por aquí... 

España es un país políticamente débil que, además, ha sido ultrajado por esa casta (palabra de moda), saqueado y derrochada su economía. Durante años hemos visto cómo los ricos se enriquecían más y los pobres se endeudaban para sobrellevar cuantas cargas se presentaban. Es lógico que la sociedad española saltase por algún lado.

A nadie le gusta que le robe, pero si encima es descarado y en las propias narices, pues apaga y vámonos. Por eso el resultado de estas votaciones para las candidaturas europeas pues no me han  llamado la atención, la verdad. Sin embargo, sí es necesaria una meditación desde la cordura que en el éxtasis de unos y el temor de otros no se contempla y lo hago a colación de la nombrada imagen del canciller alemán.

A España no le valen nuevos valores que lleven a la subversión social, sino aquellos que la lleven a la estabilidad y a la credibilidad de personas que puedan cumplir con fidelidad el encargo de llevar hacia adelante su nación. No necesita de reformistas disfrazados de Robin Hoods, sino de gente que vea la realidad actual y trabaje por conciliar sociedad y política.

Es decir, cuando una parte del país ve en Podemos una solución, yo veo inestabilidad. Un proyecto basado en la idealización -insisto- de un concepto, pero en absoluto realista. ¿Pagar un sueldo por ser sólo español? ¿Y quién mantendrá tu futuro? ¿Con qué dinero? Y esto es sólo un ejemplo.

No digo que el programa de este grupo no sea el soñado por muchos, pero es incompatible con la verdad que hoy vivimos. 

En política, no todos son válidos, aunque parezcan que son la solución.