A lo bello le dicen poesía, a la poesía belleza. Mas no es el poeta quien clama qué es bello, sino que es la belleza quien escribe sus letras.
Así es Dios la poesía misma que creó a su imagen al poeta. El ser que alaba su grandeza, que la adora, que le hace levantar de estrofas iglesias, que le reza.
Lo sublime y lo humano. La palabra divina entre lo profano. El juego a hacer del hombre su obra, y es su obra la religión de hacer hermoso lo mundano.
Bendita esta traición a lo prosaico. Bendita esta catequesis de los versos glorificados. Bendito ese Dios por los hombres declamado.
A lo bello le dicen poesía, a la poesía le dicen belleza. Y tanto esplendor hay en su alma etérea, que ha hecho del hombre su profeta.