sábado, 13 de diciembre de 2014

¡Los muertos de La Isla!

Así, y con énfasis. ¡Los muertos de La Isla! Y creo hacerme con el titular de otro artículo o anuncio que se presentaba así. En ese caso, mis disculpas.

No me voy a retractar en nominar así esta entrada, por más soez que suene. Porque solo es soez si se busca el agravio, y no es el caso.

De nuevo mi Isla, mi tierra, se haya en la cuerda floja de su futuro -siempre incierto- al descubrirse una necrópolis (y algo más parece ser) bajo el desaparecido Tiro Janer. Años dando bombazos y petardazos, perturbando la paz de quienes encontraron bajo aquél suelo el descanso eterno. Miedo da pensarlo.

Pero alejándome de elucubraciones fantasmales tipo Polstergeist, la película, queda la realidad palpable. Y , de corazón, me da más pavor esa que la de los espíritus (al menos de momento).

San Fernando está, de forma irremediable, unida a aquellos que pisaron estas benditas arenas hace ya tres milenios y, a tenor de lo ya hallado, mucho más atrás. Es el precio por haber sido un paraíso y un lugar estratégico hace siglos para quienes desembarcaron en nuestras costas, o se atrevieron a apostarse aquí salvando la escasez de terreno firme, llegando a convertirse en isleños hasta la muerte.

Todo muy bonito esto, cierto. Pero ahora llegan las consecuencias. ¿Qué hacemos con sus restos, con sus obras y su legado? Nuestro legado. 

Urge un plan estratégico de recuperación para esta maltrecha ciudad convertida en paripé. Un espantapájaros que no hace huír aves, sino inversores, turistas y hasta a sus propios hijos. La idea de no saber qué hacer con ella, por parte de casi todos los gobernantes que hemos tenido desde hace muchos años, recobra gran impulso a título personal. Si bien no soy un alelado, he dicho que la idea recobra gran impulso, reitero. 

Insisto en mi pregunta. ¿Qué hacer con ese legado que se encuentra bajo nuestros pies? 

Visto como se ha descuidado el visible (castillo de San Romualdo, Lazaga, Cementerio de los Ingleses, Penal de Cuatro Torres, el mismísimo palacio consistorial, diversas casas a lo largo de la calle Real, TorreAlta...) la sospecha es temible. No me sirven, como isleño, las medias tintas a las que estamos acostumbrados por parte de Administraciones locales, regionales y estatales, sobre todo en lo que se refiere a inversiones.

Ahora, a la lista de espera de estos pacientes, muchos realmente críticos, se unen los restos del extinto Polígono de Tiro. Las expectativas, más o menos realistas, previstas para actuar sobre estos terrenos se detienen. El centro de ocio, o lo que quieran que digan que vayan a hacer (otra idealización de un desconcertante mañana), se lleva un gran varapalo. ¿Sabrán sacarle partido a este hallazgo? ¿Ocultarán bajo las piedras, de nuevo, nuestra historia? ¿Será  nuestra memoria otra vez borrada en pos de defender una oferta turística y comercial indefinida?

Ay... ¡Los muertos de La Isla!


(Imagen de Andalucía Información de "Los enamorados", en San Fernando)