domingo, 23 de agosto de 2015

La carta

Guardo aquella carta, escrita en letras de color azul, con la ilusión de una niña y el olor que, con ese amor que solo ofrece la juventud, las perfumabas.

Echo de menos la emoción de abrir el buzón, de rasgar el sobre, de desplegar el papel que, bendita inocencia, con un corazón en cada esquina sellabas.

Recuerdo la ilusión de responder. Los folios tachados, desechados en un rincón de la mesa, en el intento de encontrar la frase que te desarmara.

Rememoro con nostalgia buscar el momento para descargar mis ansias mientras, por el tapiz, la tinta -grito mudo- en cada trazo te llamaba.

Ahora, los frios caracteres en negro, intentan imitar los sentimientos en el inerte muro de cristal de una pantalla. Somos aún los dos, pero algo falta.

La poesía en una misiva, la pasión en cada línea, sentir que tocaba donde antes tus manos habían estado apoyadas. Vibrar con un borrón, y adivinar qué pensabas.

En un cajón de mi escritorio, dentro de un libro a medio leer, sin querer perderla de vista, sabiendo que puedo tocarla, guardo con celo tu última carta.