martes, 24 de noviembre de 2015

El médico



¿Y dice usted que tiene...? -le instó el médico.

- Es como... No sabría decirle... ¡Un cosquilleo! ¡Eso! ¡Un cosquilleo a la altura del estómago!

¿Le duele? -continuó el galeno.

- Mmmm... No.

¿Le molesta por lo menos? ¿Náuseas? ¿Vómitos? 

- Lo cierto es que no. Bueno, a veces siento como un vacío en la misma zona.

Aparte de esos "cosquilleos" y ese "vacío", ¿qué más le ocasiona esa anomalía que me comenta? -preguntó el doctor con curiosidad.

- Pues mire... Palpitaciones, euforia, excitación...

Póngase aquí -le dijo al paciente, señalándole una máquina para hacer radiografías que aparentaba no ser muy moderna.

Vamos a ver qué tiene usted ahí, que me está dejando intrigado.

(Acercó su cara a la pantalla, deteniéndose a observar. Y con gesto adusto se dirigió al paciente).

Mire ustedLlevo muchos años en esto y no es la primera vez que veo casos así. Créame. No será fácil.

(El enfermo hizo una mueca que denotaba cierto temor).

- ¿Es grave?

¡Oh! ¡Ya lo creo, caballero! Lo que ahora son cosquilleos pasarán a ser dolores de cabeza, estados de ánimos alterados, síndrome confusional agudo, vigilia...

- Pero... ¡Si solo noto como mariposas en el estómago! ¿Qué padezco, doctor?

Amor, amigo mío. Amor. Y ya sabe usted que el amor no tiene cura.



Escalofríos


Le dicen escalofríos cuando la piel se enerva, cuando los sentidos se inquietan, cuando la respiración se agita y el pulso se hiela.

Le dicen escalofríos, pero yo sé que es tu sonrisa, son tus miradas, son tus palabras, son tus labios cuando me besas.