jueves, 26 de junio de 2014

No al Korpus

Uno se une a cruzadas que parecen imposibles de las que salir victorioso. 

Hace unos meses escribía sobre la Anarcocofradía (http://latardetranquila.blogspot.com/2014/04/la-anarcocofradia-entre-pitos-y-cirios.html) y sobre cómo aprovechando la conmemoración de la Semana Santa, en Sevilla iba a procesionar con aires más festivos que dolientes una chirigota con muy poca gracia bajo la dirección de la CGT y con música de los propios componentes de tan aberrante agrupación. 

Finalmente, la ignominiosa corporación proclamó sus quejas bajo la más irrespetuosa falta de delicadeza ante lo que representa la fe y la creencia de miles de personas. Porque razón para protestar tenemos todos, pero cuando se incurre en el descrédito y mofa hacia el pensamiento ajeno basándose sólo en el insulto sin más, cualquier forma y fin de quejarse queda invalidada, pues han perdido ese argumento como base por humillar y pisotear lo mismo que solicitan: respeto y derechos.

Ahora que estamos en fechas, alguna mente prolija en idear representaciones parareligiosas ha promovido un Korpus (sí con esa K que representa la fraktura kon la kordura) tan irreverente y falto de consideración como con mal gusto. 

Tal y como hice con lo de la dichosa Anarcocofradía, me permito obviar cómo han rebautizado a este evento, pero está claro que se extiende la opción de convertir las liturgias sagradas en parodias de la desvergüenza donde si lo que pretenden es reivindicar la consideración con la forma de ver su realidad, desde luego lo hacen a contramano y sin frenos.

¿Cómo se puede solicitar que te respeten si tú no lo haces? 

Se habla de explosión ante las tradiciones arcaicas y retrógradas, pero... ¿Esto es progresismo, tolerancia, libertad de ideas sin vejar a quien piensa diferente? Lo peor es que hay mentes obtusas que gustan de pregonar lo necesario de exponer lo que sientes y que consideran que esta es una fórmula aceptable de mostrar disconformidad. O sea, denigrando se defiende la libertad de expresión

Volvemos al todovale.

¿Qué se pretende con estas bufonadas? ¿De verdad quienes las idean, participan y apoyan son auténticos expresionistas de los derechos? ¿En serio deben estimar a quienes no tienen la mínima deferencia con otras formas de pensar?

Ya lo dije al principio. Uno se une a luchas de las que sabe puede salir herido de muerte porque conoce que, en estas batallas, la peor lanzada te la da la sinrazón de una sociedad abotargada y borracha de emblemas que propugnan la guerra ante cualquier símbolo cristiano. Se pierde así la lógica de su reclamación, pero eso sí consiguen menospreciar las libertades que no les son afines.

No pocas veces confundimos el derecho a expresarnos con la zafiedad del berreo