viernes, 14 de agosto de 2015

Heridas


No supones cuánto me duele el alma cuando te miro y me ignoras,
cuánto se me desgarra cuando te toco y te retiras,
cómo se desgaja cuando al llamarte no me responde tu sonrisa.
Imagina cómo se hace de un hueso astillas, pues así lastimas.
Piensa en un cuchillo cuando se afila, en un cristal, en una guillotina...
Así mi alma mortificas.
Lo etéreo de su ser se humaniza.
Lo oculto se exterioriza.
El alma llora, palpita, grita.
Cuando los ojos suplican y las lágrimas replican,
cuando el corazón se encoge porque la sangre no le da vida,
cose tus trozos, alma mía, que no habrá cariño que te deje sin heridas

Loco

Llamarme loco porque quiero reflejarme en tu mirada.
Beber de tus palabras.
Electrificarme cuando mis dedos con los tuyos se enlazan.

Llamarme loco porque busco navegar por tus lágrimas.
Surcar tu sonrisa.
Respirar de los suspiros que exhalas cuando dices que me amas.

Llamarme loco porque necesito el alimento de tus caricias.
Bañarme en tu piel salina.
Robarte cada segundo por el que el reloj de mi corazón palpita.

¿Me llamas loco por querer de ti hasta la peor de tus iras?
¿Cada bocanada de tu vida?
Loco estaría si no quisiera compartir contigo esta locura mía.