miércoles, 23 de abril de 2014

Insufrible humanidad

Insufrible humanidad, ¿hasta cuándo estaremos haciendo sufrir por capricho? ¿O acaso este padecer de dolor y muerte tiene justificación?

La imagen es la voz misma del desconcierto, del miedo, de la indefensión... La inocencia, la fragilidad de un niño que la irracionalidad de la que hacemos gala pretende destruir. ¿Cuántos cuerpos inertes de niños, ancianos, enfermos, trabajadores, paseantes, habrán quedado enterrados en el olvido de cualquier masacre? 

La vida es un hilo que se puede escurrir de las manos, como ese del globo de helio. La vida es el propio globo, algo efímero, algo que igual vuela que lo mismo de explota; que atraviesa el océano o que sucumbe a los aires. Que no tiene caminos marcados pero traza senderos.

La vida son momentos. Instantáneas de nosotros mismos que guardamos en el álbum de la memoria.

Y aquí estamos... Explotando el globo, dejando huir el hilo que nos une a él, dándole zarpazos en vez de zarpando hacia donde nos lleve. Matando la vida.

¿Qué hace la humanidad sobre la palma de la Tierra? ¿Qué crea que hace que sea tan necesaria? Y lo que realiza, ¿a quién beneficia? Si más de la mitad de los seres humanos viven en la miseria, mal bebiendo el agua que mana del cielo en el sucio cáliz de un suelo machacado a base de destruir lo que el mismo hombre hizo. ¿Qué ave deshace el nido que construyó? ¿Qué roedor inunda el agujero que cavó? ¿Qué alimaña no alimenta a su especie en vez de aniquilarla? ¿Qué razón y qué sentido le da a su propia existencia si durante ésta no cree en algo más de lo que ve?

La humanidad absorta, viciada por el costumbrismo a las tragedias de televisión tras televisión, de diario tras diario, que nos las almorzamos sin necesitar tomar sal de fruta para digerirlas sin ardor. 

La humanidad nefasta, ruín, vacía, que se empapa del circo de la mentira y el teatro, donde todo vale con tal de darle carnaza a las hienas que engordan y se envilecen sin importarles el qué diran: 

-"Dame pan y dime tonto" 

¡Qué gran verdad! ¡Qué gran mentira!

Insufrible humanidad, tan solo iluminada por unos pocos que le dan sentido al resto, pero dirigida por menos que dan sinsabores, sinsentidos, amargores y espinos al mundo mientras se enriquecen y enmudecen ante el clamor de la necesidad. 

El mundo gira y su naturaleza hace lo extraordinario cíclico. Y lo cíclico tiende a renovar. ¿No estamos necesitando ya un cambio? ¿Una sacudida? 

Viendo la imagen que se muestra al pie de esta reflexión... Insufrible humanidad.







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