La tierra que no piso es la que llevo tiempo añorando. Una tierra, mil veces lo he dicho, que la sigo adorando."
Y así es. Pierdo mis pasos en otra tierra, que no me conducen a ningún sitio. Dando vueltas alrededor como el burro de una noria. Las doy porque he de darlas. Y conste que la tierra que ahora piso, no es mi tierra, pero sí es la de mis hijos, y por esta tierra secana voy caminando por ello agradecido.
Pero no es la tierra que quiero pisar. Esta tierra es mi exilio, un exilio a voluntad. Esta tierra es distinta. No huele a mar. No huele a lo que huele el viento cuando juega entre los esteros. Huele a claveles, sí. Huele al aroma del incienso. Huele a narcisos. Huele a rio moro. Huele a torre musulmana junto a la catedral. Huele a rincones de sainetes cervantinos. Huele a pasos de Don Juan junto a la hostería por la plazuela de doña Elvira. Huele a universal. Pero no es la tierra que añoro pisar.
La tierra que no piso es otro cantar. Una tierra humilde. Una tierra sin vanidad. Una tierra emergida de la sal. Una tierra junto a mi mar. Una tierra de paseos. Una tierra de momentos. Una tierra para lamentarse. Una tierra que hay quien no la quiere ni "regalá". La tierra de mis abuelos, de mis padres y mia. La tierra de las torres azules. La tierra de la Carmela y el Nazareno. La tierra de un Cristo Viejo y uno nuevo. La tierra donde fray Diego de Cádiz hizo inventar un barrio con nombre de Pastora. La tierra donde "hormiguillas" no es en femenino y su trabajo era acarrear la sal. La tierra del pescado de estero. La tierra de los baños de luna en las aguas del Zaporito.
"La tierra que no piso es esa: la que quiero pisar. La misma que otros pisan y sólo saben aplastar.
La tierra que no piso es la de gobernantes que no saben gobernar, que pisan esa tierra sin saber por donde pisar.
La tierra que no piso no se puede comparar, porque como hay Dios en el cielo, esa tierra no tiene par.
La tierra que no piso, que no se confunda nadie, no es la mejor del mundo, es sólo la tierra de mis padres
La tierra que no piso es una tierra sin rumbo, una tierra de mil caminos y entre ellos ni uno sólo es de fiar. La tierra que no piso ya no tiene el empaque militar. La tierra que no piso tiene un espejismo de lo que fue la construcción naval. La tierra que no piso no tiene ilusiones y sí mucho penar. "
¡Ay tierra que no piso!
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