jueves, 6 de marzo de 2014

El monaguillo (Una carta de agradecimiento)

Cuando en la Iglesia no faltan doctores es mejor presentarse como un monaguillo. La imagen de esta figura recuerda la candidez de la infancia y la picaresca de la juventud -monaguillo viejo ya-. Es el sempiterno ayudante; aquél a quien se confía las labores menores, pero no por ello prescindibles; es el confesor del sacerdote, el recolector de las ofrendas, el primero en entrar, para arreglar y preparar, y el último en salir, limpiando y guardando. Pero, ante todo, es el más humilde de los trabajadores de Dios.

Hoy me uno, en el complicado y selecto mundo de las colaboraciones escritas, dentro del ámbito cofrade, a ese grupo de afortunados que puede expresar su parecer, sus inquietudes, sus razones, en sus columnas de opinión. 

Complicado y selecto, sí. 

Porque es lo que creo. Complicado porque no es fácil el dar con la tecla sobre qué escribir; no es fácil enganchar al lector, ponerlo en situación para que se interese, simplemente, por el  enunciado. Selecto, porque considero que sólo aquellos que tienen o han tenido una trayectoria ejemplar, prolífica, notable, en este entramado cofrade tienen la gracia, la facultad y la razón para tener su hueco entre las líneas de cualquier medio de comunicación, ya sea virtual o de papel.

No. No me la doy de selecto, ni de renombrado. Porque ese monaguillo del título soy yo. Ante todo, agradecido. Agradecido porque, de la nada, se interesaron por mis letras. Agradecido porque, a pesar de mi destierro en tierras sevillanas sigo apegado al quehacer cofrade en La Isla, y se ha sabido valorar eso. Agradecido porque, sin ser absolutamente nadie, un perfecto desconocido, me brindan su confianza para escribir unas sencillas letras en las hojas de un árbol viejo en esto de la información digital: ISLAPASIÓN.

Como dije, doctores tiene la Iglesia y yo solo soy un monaguillo -frase que ya he dicho alguna vez y me encanta repetir-. No vengo a hacer acopio de méritos, porque ninguno tengo y ninguno busco. No vengo a lucirme. No vengo a ser el garbanzo negro, el de la palabra fácil y pluma díscola que mancha más que escribe. Vengo a aprender de los doctos, de los galones, de la experiencia, de los que saben hacer las cosas con sentimiento y con letra fina. Vengo con la humildad por bandera y un libro en blanco para tomar notas.

Mi agradecimiento a Eduardo Albarrán, a ISLAPASIÓN, por confiar en mi.

(Fotografía de Antonio Armario Muñoz de la página Cuerpo de Acólitos "Aromas de Pasión")


2 comentarios:

  1. Mi querido hermano y amigo: Te felicito por la nueva etapa que estás iniciando. Escribir para un medio de información o para un medio de comunicación siempre son palabras mayores que a los que Dios nos ha otorgado el don de decir las cosas por medio de la escritura se convierte en un auténtico placer.

    Me dijo un día mi querido y buen amigo Rafael Sánchez Saus, Catedrático de Historia Medieval y uno de los intelectuales más importante que hoy en día tiene nuestra querida España, que tenemos que aprovechar los sitios donde colaboramos, hablemos de los hablemos, para evangelizar siempre, para darle un toque cristiano a nuestra opinión, que no hay que desaprovechar el medio que Dios ha puesto a tu alcance.

    Lo bueno que tiene escribir artículos en diferentes medios o posts en nuestros blogs es que lo hacemos bajo el anonimato de nuestros propios nombres y apellidos. Aquí no valen los pseudónimos propios de impropios foros o comentarios a noticias que cobardemente se esconden para manifestar una opinión que no siempre es veraz sino más bien todo lo contrario. Nosotros en cambio firmamos lo que escribimos y por eso somos "señalados" por una cada vez más decadente sociedad que prefiere el cobarde insulto a la valiente opinión.

    ¡Bienvenido también a este mundo!

    Siempre he seguido los consejos que me han dado grandes escritores, intelectuales y amigos míos para que a la hora de opinar prime la veracidad de sentimientos y de hechos cosa que siempre tenderá a la opinión marcada que tengamos de las cosas y nuestras realidades.

    ¡Ánimo con el proyecto que inicias! Verás como no es tan difícil aunque a veces sea complicado el sacar adelante cada colaboración que te pidan, pero piensa que detrás de todos nosotros está Dios y Él nos está ayudando siempre pues siempre quiere nuestro bien.

    Un fuerte abrazo y adelante.

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  2. Muchas gracias, querido Jesús. Tomo esta etapa con ilusión, no con temores. Pero como citaba en el escrito: no soy más que un monaguillo (quizás de los viejos, por la edad digo). Aprendo de quienes leo y absorbo lo que creo realmente útil. Solo espero dar la talla

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