martes, 29 de abril de 2014

"JARTIBLE COFRADE"


Después me dicen que porqué soy tan pesado con las "cosas de las cofradías".

Me declaro, de forma oficial y abierta, "jartible de la semanasanta". Así. Todo junto y en un vocabulario comprensible. ¡Claro que sí!

Quien suponga que esto es por mera afición, yerra. Porque hay cosas para las que la afición tiene plazos. Para esto no. Para esto no hay un día o un mes concretos; hay minutos, horas y horas donde se revive y se renueva una forma de vivir, una forma de creer.

Me sobran de esta "jartura" mía los protocolos institucionales municipales, las fotografías político-cofrades, los bailes de agua entre cofrades (ahora te mojo yo, ahora me mojas tú) y un número indeterminado de falseríos e intrincados variados. Pero como quiera que eso es como la "pringá" de un puchero, que es lo que le da la gracia al caldo, pues... A quien le guste mojar pan, que moje.

Puedo resultar banal, pero tan insustancial es todo lo anterior como insistir en la semanasanta como mera diversión. 

Yo he criticado al cofrade -porque también lo soy- en sus versiones más variadas: al político, que gusta de cuchicheos y los va despotricando al socaire. He criticado al  sensacionalista, que le gusta el noticiario amarillista y se entretiene en buscar cosquillas. No se libra el que no sabe qué hace en una hermandad, y si es en una juntagobierno ya para qué. Al que le gusta ir de figurante, al que le fascina proclamarse algo, al que el mandar le supone algún galón...

Pero eso es inevitable. Es como si vas a pescar y no te llevas más que un anzuelo, la caña pierde funcionalidad.

Aunque desligado por la distancia, no se ha borrado de mi mente, ni de mi corazón, ese sello que, de manera indefectible, marcó mi vida desde que con 12 años formé parte de la junta auxiliar de Humildad y Paciencia. Esa vivencia interina, esa participación desde lo básico hasta que formé parte de una juntagobierno, dejó la huella de la experiencia.

Quemado, eso sí, de ver siempre las mismas discusiones, los mismos problemas internos y la podredumbre del hombre, que se magnifica si eres cofrade y quedamos todos señalados si no cumplimos con lo que Cristo nos enseñó; porque sepamos que formamos parte del "Gran Hermano anticapillita", y tenemos cámaras pillándonos y oídos dispuestos a crear un debate tipo "Sálvame de tú" (sí "DE TU hipocresía cristiana"). 

Pero cuando la posibilidad de la tranquilidad acude a mí y mis ojos visualizan estampas repetidas de otros años, pero mejoradas cada vez; cuando mis oídos disfrutan del abrazo de acordes del viento y la percusión, y mi corazón late con intensidad ante la escena que sobre dorados, maderas o plateados recuerdan un porqué soy lo que soy... ¡Ay, amigo! Pregúntame ahí porque me considero un "jartible de la semanasanta".

Si no lo entiendes, porque no puedes verlo ni sentirlo como yo, no perderé el tiempo en más explicaciones. Es inútil convencer -y eso es mucho-, ni tan siquiera intentar darle sentido a unas palabras, las mías, que no pueden expresarse con facilidad.

Podía poner un vídeo de cualquier hermandad, de cualquier momento, de La Isla o de Sevilla, por ejemplo, pero me reitero en la hermandad que me vio nacer como lo que me jacto de ser. Insisto en ella pasando por la Carrera Oficial, donde se junta tanta cosa que, como dije, me sobraría; pero ahí están, porque forman parte de la importancia y necesidad de la Semana Santa y de las hermandades en nuestra sociedad y como fundamento de nuestra cultura. Guste o no guste, fastidie o no.

En la semana donde el pregón de las Glorias dio el pistoletazo a las hermandades de salves y cantos alegres, a los cofrades de medallas y caminos; donde los hermanos de devociones más que centenarias, josefinas, rocieras, carmelitanas... Visten de galas las calles y parroquias. En esta semana, aún queda la semanasanta de los "jartibles": la de los recuerdos, la de ver aquello que no pudimos contemplar.

Vividla. Esta Semana Santa irrepetible se ha ido en cuerpo, pero no en espíritu y el espíritu, ya sabemos, es eterno.

(Vídeo de EB7GLB)


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