domingo, 13 de abril de 2014

Enredado

Hoy, quien puede negarlo, se hace casi de obligado cumplimiento formar parte del gran universo que es internet. 

Vivir apartado de la noticia al segundo, o no mostrar tus afinidades sociales y personales y compartirlas, parece que pueda ser inviable.

 Hacer vida on line, encontrar a amigos que hace lustros que no ves, buscar vídeos, imágenes, páginas... Todo al alcance de tu mano. Sería una obviedad no referir que la red y sus medios, cada vez más básicos, no engendran riesgos, empezando por la pérdida de cierta intimidad y de estar perennemente abierto a curiosos -y no de forma necesaria sólo curiosean tus conocidos-.

Pero como quiera que hay que saber para qué usar y cómo se usan las redes en la red y no enredarse, y desenredarse de aquellas ataduras que nos mantienen alejados de la auténtica utilidad cibernética, aquí vengo a presentaros mi nueva -mejor dicho, renovada- cuenta de Twitter

Renovada porque ha sido una limpieza profunda. Lo que empezó siendo una cuenta para promocionar mi tierra, la he reconvertido en escaparate de mis pensamientos y reflexiones. Es otro medio más desde donde ampliar aquello que concibo desde la intimidad de mi ser.

Ya en Facebook tengo otro blog "En mi opinión", si bien me planteo otros cambios para tal, pero desconozco cómo enfocarlos, de momento. Acepto sugerencias.

He comprobado lo interesante de estos proyectos tan particulares. Reconozco que, a veces, quedo relegado en mi imaginación y de esta no sale nada de interés, pero bueno... No me jacto de ser escritor ni de vivir de ello. Así que... Justificación plausible.

Y como corresponde a mi intención, aquí os dejo mi nueva -renovada- dirección de Twitter que, como no podía ser menos es @tardetranquila y mi página toma el título de mi sitio en este blog: El balcón. Y mi etiqueta personal. Donde se agrupan mis escritos, por escaso valor que tengan.

En #juanantoniocarrasco están reunidas aquellas visualizaciones etéreas que plasmo en este soporte. En cierto modo, esto es una especie de testamento (espero no estar llamando a ninguna puerta no deseada, pero como quiera que la vida es caprichosa y el destino un "veleta" que gira según los vientos, pues hay que considerarlo todo).

Empecé esta experiencia como eso mismo: una experiencia. Experiencia que deseaba probar y desconocía su rumbo y su puerto último. De momento el rumbo es variable, según el destino de los escritos, y el puerto último espero no saber nunca cuál es. Yo escribo sobre lo que me apetece, y no hay nada más placentero que saber que lo que escribes le gusta a alguien más, pero eso entra a las bodegas del barco, allá donde el equipaje y las calderas se unen en destino del viaje. El equipaje, lo que lees; las calderas, aquello que me impulsa a escribir lo que lees. La bodega, el sitio profundo de la nave donde no llega el conocimiento de lo que se ve. Es decir, es el sitio donde nace la incógnita sobre si lo que escribo es útil o no.

Descartes citaba -o al menos se le atribuye- algo así como que si no eres útil a alguien en tu vida, ésta no tiene sentido. Grosso modo. 

Así espero, anhelo, deseo, llegar a alguien con lo que reflexiono y expongo aquí. No es vanidad, sino necesidad.

Sólo, y antes de finalizar, un favor muy pequeño... Por favor dame RT o dale al ME GUSTA.


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