(Imagen de la web del Obispado de Cádiz)
Hace tiempo escribí una reflexión que titulé como ahora. Hablaba sobre la exacerbación antirreligiosa que se cebó en una iglesia del siglo XVI -si mal no recuerdo- en Sevilla. Templo o monumento era, sin duda, patrimonio de una ciudad que, en sí, también lo es.
Hoy leo una noticia del arciprestazgo de San Fernando el cual, ante la gravísima situación social y económica de esta ciudad, y con los datos del desempleo calentitos -quemando como una rueda de churros recién sacada del 44, ahí... Junto al ayuntamiento. Sí, sí...-, pues se echa a la calle a reclamar la dignidad que una crisis primero, y dos gobiernos después, cercenaron de muchas hogares.
La medida reivindicativa, muestra como nadie es ajeno a ello (nadie salvo la banca que sigue, tras su salvación por los poderes políticos -y a saber cuáles más- con su papel de potentado prepotente). Puede que no sea, quizás, una forma efectiva para mover esfuerzos por parte de toda una ciudad, pero sí lo es a la hora de hacerla recapacitar sobre que ningún colectivo, ni siquiera ese tan profusamente criticado como es el religioso, en este caso el mismo clero local.
Esto no es política. No hay unas urnas tras esta iniciativa. No existe búsqueda de financiación para empresas. No se requieren créditos para proyectos. Esto es sensibilidad.
¿Que llega tarde tras años en crisis? ¿Quién lo dice? ¿Quién ha logrado algo en este tiempo de incertidumbres? El gobierno recortes y que en Europa no nos den por perdidos, como ocurrió con Grecia, Irlanda, Portugal, Italia -¡Uy! Metió la mano el portero. ¡Bien Draghi, bien!-; los superhéroes que no valen para nada -así tipo Robin de Batman- con puños en alto y capas tricolores que, bueno... En algunos casos, buscaban más portadas que otra cosa, y en otros sí dieron el DO de pecho (y no hablo, en el último caso de los políticos de rojos colores, sino de la gente llana).
A ver... Quien más no hizo algo... ¿La monarquía? ¿Las eléctricas? ¿Los empresarios, normalmente los grandes, que abusaron de la crisis para hacer agosto en cualquier mes a costa de sus empleados? Y me dejo unos pocos más, pero sirvan estos de ejemplo.
San Fernando: 15000 desempleados. Cádiz: la provincia con mayor tasa de parados (no de quietos) de España. Unos políticos que se tiran trastos por cada cosa que discuten. Soluciones que dicen estar, pero no se ven. Un pueblo mendigando a Cáritas -que, además, sale trasquilada por Montoro y defendida -¡ay Dios, baja y mira esto!- por quienes no quieren la Iglesia ni para fotografiarla. Movimientos sociales reclamando el cese de un gobierno -¿ideologizados? ¡No, por favor! No malpensemos. ¿Existe una oposición que quiere sacar jugo al drama? ¡Ay, ay, ay...!-
Esto es hoy lo que vive un país. Lo que sufre una provincia. Lo que padece una ciudad (cualquiera con el 25% de su población desempleada).
Pues aún así, saliendo también a la palestra pública el clero isleño, alzando la voz y la conciencia de propios y ajenos, uniéndose a la exposición de soluciones que ya habían, ejerciendo presión desde donde no se esperaba, apoyado por hermandades y otros grupos que ya llevan tiempo volcados con estas ayudas a los necesitados; como decía, aún así, haciendo lo mismo que otros: gritar contra la injusticia; hay quienes ya han criticado esta actitud.
-"Que los curas se queden dando misa. ¿Qué hace un cura en política".- Despotricaba un comentario en un periódico local
¿Política? Eso es... ¿¡Política!? ¿Unirse al drama social es hacer política? ¡Pues me acabo de quedar a cuadros!
Una borricada más del sinsentido social que España rezuma. Todos los rojos son demonios bohemios de una etapa ya olvidada, y los curas son los amigos de los malvados capitalistas. Suma y sigue 80 años después.
El pueblo sin mirar condición ni credo se expresa en libertad y en unión. Muchos aún deben abrir los ojos y olvidarse de tanto pasado. La crisis ha sido cruel para muchos ciudadanos de a pie, en un grado u otro. Y pedir ayuda, respuestas claras y actuaciones en beneficio del pueblo -sin mermar más aún su decrépita economía-, no es exclusividad de activistas republicanos, ni de posicionamientos políticos de un solo color, ni de anti-sistemas, ni de jóvenes malabaristas con rastras y timbales, ni de usurpadores de propiedades ajenas ni ladrones de supermercados... Es un derecho y una obligación de todos los que, de una forma u otra, conviven día a día con esta penitencia que es fruto de una agonía que dura mucho más allá de una sola semana de pasión.
(Enlace de San Fernando Cofrade)
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