martes, 25 de marzo de 2014

Nana de la Pasión (solo un cofrade podría entenderlo)

Duerme tranquilo en un carro, arrullado por sábanas de un cielo blanco. Entre los algodones de su trono niquelado, suspira levemente, sonríe de soslayo, y su dedo pulgar asoma entre sus labios encarnados.

Su corazón palpita acompasado: -"¡Pom pom pom pompom! ¡Pom pom pom pompom!"-. Y el aire de sus pulmones sale racheado, al ritmo de un tambor en su pecho amarrado.

Duerme tranquilo, endiosado, no le pesa este mundo pesado, no tiene mayor pena que la de no ser acunado. Acunado se calma, y la calma se tensa si en su trono niquelado no hay mecío aliviado.

Sus ojos despiertan ante un sol de abril entusiasmado. Regado de fragancias, de mil aromas, de calles perfumadas por flores de hojas blancas y caliz dorado que rocía entre vientos un vino endulzado.

Duerme tranquilo, acostado entre paredes albas que lo tienen amurallado; pelea con sus pies descalzos, empujando el faldón blanco que cubre su cuerpo rosado.

En su cielo encalado -blanco inmaculado-, entre algodones jugando, se palpa en su pecho el fervor paterno inculcado: una medalla de fulgor plateado.

Duerme tranquilo, acurrucado entre  cuentas de un rosario que son las letras de su nombre bordado; cada hilado una oración, cada puntada un canto, cada fruncido un "Dios te salve" que su madre le hizo soñando.

Y una voz suena a saeta y otra a tambor replicando; y entre maderas y salmos, con ese mecío acompasado, el ángel cierra los ojos con sus manos posando sobre aquella medalla que su padre le había regalado.

"Duermete mi niño, descansa mi angelito, que ni cornetas ni voces de un capataz por sus hombres consentido, turben tus sueños benditos.

Duermete mi vida, entre olores a nardos, claveles e incienso, y agarra la medalla que tu padre te ha impuesto, que en tus sueños tiene los suyos de cofrade puestos.

Duermete mi cielo, que en el devenir del tiempo, en tus profundos recuerdos, no te serán extraños estos poemas de percusión y viento, acompañados de perfumes que huelen a sentimientos."

(Fotografía de José M. Martín de Celis. Archivo familia Cruz Valero)

2 comentarios:

  1. Es verdad querido hermano. Sólo un cofrade que vive con pasión su apostolado es capaz de entender el terciopelo de tus palabras que sale de tu corazón desbocado de cariño, devoción y sobre todo fe.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Muchas gracias, querido Jesús. Como siempre, tus palabras son balsámicas

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