sábado, 31 de mayo de 2014

La Muy Macarena



Día grande Macareno. El centro de Sevilla colapsado por una marea de verdes Esperanza. Ya se escuchan adjetivos que no son nuevos en su concepto, pero imprimen la importancia de la jornada: "de macarenas maneras", "macarenizar"... Y así cuanto gustemos de ensalzar verbalmente el acto culmen del cincuenta aniversario de la coronación macarena (¡hala! Ahí va otro. Sin preposición ni artículo: Macarena sin más).

Las calles colapsadas entre macarenos cofrades y el resto. Porque macareno es un título que hay que resaltar y, como pasa en esta tierra que se mira tanto al espejo del río, después está todo lo demás.

A pocos le importarán que desde las claras del día esté la ciudad sitiada, suene el jolgorio de la muchedumbre enfervorizada, las terrazas de las cafeterías atestadas... Y si se quejan ellos verán. A ver quién es el guapo que rechista con la Señá Macarena vestida de madrugá.

Macarena es fe universal. Es nombre de muchachas en su reino de Sevilla, en Andalucía, España y la humanidad. Macarena es nombre de barrio universal. Y nombre de arco que le pone puertas: Postigo de la Macarena, gigante portal.

Macarena es un color, como las mariquillas su flor. Macarena es un palio. Macarena un bastión que lleva Sevilla entera, sean macarenos o no.

Macarena tiene nombre marinero, ancla del barco entre aguas del desespero. Que no se enfaden los trianeros, que Esperanza es nombre de velero que, como dijo Machado, dos velas sopla el mismo viento. Y ese viento es el mismo también para el macareno.

De macarenos andares, de sentir macareno, de macarenas formas, de vivir macareno, de sueños macarenos, de madrugás macarenas, de macareno semblante... ¡Eso es, Macarena, amarte!

La ciudad que te tiene por bandera, se llena la boca al nombrarte, se le acelera el pulso al rezarte, se le seca la garganta al gritarte "¡Macarena!". De Sevilla, su estandarte.

Pues desde aquí que conste en letras de un gaditano que, con macarenas palabras, se hace eco de lo que vio esta mañana entre el gentío que acompañaba a la Virgen vestida de maravillas de Ojeda. A la ciudad hay que ponerle en su honrosa leyenda una que la eleve a la gloria: ...Y la Muy Macarena.

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